viernes, 17 de octubre de 2008

Tiene los ojos de su padre.

"No hay emoción más natural y humana que el miedo, ni existe miedo más arcaico que el temor desconocido."


HP Lovecraft


Los tipos de miedo


El cine de terror en sus primeras décadas explotaba en temor primitivo hacia el depredador: que un ser más fuerte que el hombre llegue y lo mate, sea para alimentarse de él o por cualquier otra razón. De ahí toda la galería de monstruos que desfilaron por los años 30, 40 y 50. Claro, a este temor primitivo se suma otro: el miedo a lo diferente, a lo innatural, a lo que no se supone que debe ser. La suma de estos dos miedos dan como resultado los vampiros, los hombres lobo, las momias y demás. En las décadas de 1930 y 1940, estos depredadores tienen un origen sobrenatural. En las de 1950 y 1960, tienen un origen "científico": extraterrestres, mutantes, infectados, animales enloquecidos, mosntruos radiactivos, etcétera.


Pero en la década de los 50's se suma un tercer tipo de miedo, producto de la paranoia característica de la Guerra Fría: el miedo al final, el miedo no a perescer como individuo, sino a presenciar la desaparación de la humanidad, de que llegue su fin como especie dominante en este planeta. En los 50's, la amenaza es controlada antes de que crezca; en los 60's el fin del mundo se presenta.


Pero aún tendría que llegar un tercer tipo de miedo: el horror satánico. No se trata de un temor a una bestia o criatura que pueda destruirnos. No hay aquí monstruos visibles, ni importa qué tan horrendos puedan ser físicamente. Ahora la amenaza es una presencia, una fuerza poderosa contra la que no se puede combatir, de la que no se puede huir. Ajos, estacas y balas de plata son inútiles. No sólo la vida propia está amenazada, sino la razón y el alma misma corren peligro.


Este tipo de miedo no era nuevo, la literatura lo había estado explotando desde hacía décadas, pero llegó tarde al cine, cuando Lovecraft en la década de los 20 dejó atrás los elementos clásicos de la literatura gótica (fantasmas, vampiros, hombres lobo), para explorar el horror que causa la idea de que existen otras cosas, que lo que creemos saber sobre las fuerzas que rigen el uiverso es ínfimo. Que somos vulnerables a los caprichos de esas fuerzas.


Claro, Lovecraft tiró más hacia lo cósmico, mientras que la autora Ira Levin insertó su relato en la tradición judeocristiana. ¿Qué más había que temer que al Enemigo milenario de la humanidad, una fuerza en cuya existencia muchos creen en realidad? Y así, con El Bebé de Rosemary, Satanás empezó a ser el nuevo antagonista de los relatos de horror.


El bebé de Rosemary


Ira Levin publicó su libro en 1967, pero sería la adaptación fílmica de Roman Plansky la que le daría fama al relato. Annus mirabilis, 1968. Mientras George A Romero iniciaba la tradición del apocalipsis zombi y llevaba a la culminación el horror combinado con ciencia-ficción, Roman Polansky iniciaba el nuevo horror satánico. Mientras Romero realizaba una película de bajo presupuesto que se basaba en el gore, Polansky dirigía una obra de terror psicológico, de amplia inversión, con muchas pretensiones artísticas, y en la que lo importante es la creación de atmósferas.


La tradición iniciada por Polansky continuaría a través de la siguiente década con películas como El exorcista (1973), La Profecía (1976) y El Horror de Amityville (1979), hasta culminar con El Resplandor (1980) de Stanley Kubrick. Pero eso sería el futuro.


No puedo decirles mucho sobre El Bebé de Rosemary sin arruinarles la película Digamos sólo que su protagonista, Mia Farrow, interpreta a una joven mujer recién casada y ansiosa de ser madre. Pero existe un terrible secreto acerca de su bebé, y una conspiración para ocultarlo.


Datos curiosos: el edificio en que fue filmada esta película fue habitado alguna vez por Boris Karloff, el célebre actor de clásicos del horror de los años 30 y 40. De Karloff se rumoraba que practicaba ritos satánicos para ser tan buen actor. Y más impactante aún, frente a ese mismo edificio fue asesinado John Lennon en 1980. De ahí que no falte quien murmure que el edificio está maldito. Puras patrañas, pero es divertido.


El Bebé de Rosemary ganó múltibles premios y distinciones y es considerada por muchos como la mejor película de horror de todos los tiempos. Se presentará este martes 21 a las 8:00 PM en el Centro Cultural José Martí. Los comentarios estarán a cargo de un servidor. No se la pierdan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente película, me gustó mucho. Da más miedo que muchas de las películas de "terror" de ahora.